Todo arte es inútil

Si hay algo mucho peor que la experimentación con animales es la experimentación artística. La primera salva vidas, y es necesaria e imprescindible. La segunda suicida neuronas.

He estado presente en más presentaciones de obras artísticas de las que a mí me hubiera gustado. En muchas de ellas, es fácil adivinar cómo la faceta artística del autor se ha visto fagocitada por el academicismo. La institución de la que surgió ha tallado su cerebro con la misma forma cuadrada que tenían esos moldes de mármol antes de ser trabajados en la clase de escultura. «En esta obra que querido plasmar el concepto del espacio que se ve deformado por… » – podría decir alguno de ellos, como una triste marioneta.

Escuchar hablar a un artista como si fuera un experto que explica a los demás el sentido de algo que precisamente vive en un plano diferente y ortogonal, me produce cierto desasosiego.

Otros prefieren decir que «mi arte consiste en conseguir que se produzca una emoción en el espectador». En este caso, tenemos una visión de utilidad del arte. No sé cómo definirlo (ya es un paso adelante), pero está bien porque es útil (dos pasos atrás). Supongo que la utilidad es la que ha terminado por hacer que ciertas obras de arte queden despojadas de su esencia y sean mercancías útiles y especulativas.

Finalmente, los hay que han desistido de buscarle un sentido a la obra (¿no debería ser al revés el proceso?) y simplemente dejan la interpretación al gusto del espectador. Estos son los peores. El artista de verdad tiene algo que contar y conoce exactamente qué es. La idea va más allá de una explicación esclarecedora en términos académicos, pero está ahí. De alguna manera, el artista pudo acceder a ella y tiene la necesidad de expresarla.

Odio la experimentación artística, que no es más que un insulto al valor de las ideas, donde se agitan los colores y las formas hasta que por casualidad se llega a algo que quedará disfrazado de transcendencia, pero sin dejar de ser mediocridad y vacuidad.

La respuesta no la tengo yo. Nos la dio Oscar Wilde hace ya muchos años: todo Arte es inútil. Por lo tanto, todo intento por intentar acceder al arte es inútil.